Confiar en el hombre
Muchas de las
circunstancias de la vida que causan las más grandes heridas, aflicciones y
dolor se deben a que tenemos ilusiones (
nos ilusionamos con las personas).
No somos leales unos a
otros en cuanto a los hechos, viéndonos como realmente somos, sino que somos
leales solamente con las ideas que tenemos los unos de los otros.
Según nuestra manera de
pensar, todo es encantador y bueno, o perverso, malévolo y cobarde.
Negarnos a ser
desilusionados es la causa de gran parte del sufrimiento de la vida. Y ocurre
así: Si amamos a alguien, pero no a Dios, le exigimos a esa persona perfección
y rectitud totales y cuando no encontramos estas virtudes nos volvemos crueles
y vengativos.
Estamos demandando de un
ser humano lo que él o ella no pueden dar. Sólo hay un ser que puede satisfacer
completamente las inmensas profundidades del adolorido corazón humano: el Señor
Jesucristo.
Nuestro Señor no se fió de
nadie ni puso su confianza en la gente, pero nunca fue receloso ni amargado.
Si nuestra confianza está
puesta en los seres humanos terminaremos perdiendo la esperanza en todos.
Salmos 118:8
8 Mejor es confiar en Jehová
Que confiar en el hombre.
Que confiar en el hombre.