jueves, 19 de abril de 2012

¿De ningún modo es probable?

"Llegó la noticia a Joab y como también se había adherido a Adonías, si bien no se había adherido a Absalón", 1 Reyes 2:28

Joab soportó la prueba más grande de su vida y permaneció absolutamente leal a David en lugar de seguir al fascinante y ambicioso Absalón. Sin embargo, hacia en el final de sus días se adhirió al cobarde Adonías.


Mantente siempre alerta al hecho de que allí donde una persona se ha vuelto atrás es exactamente donde cualquiera podría descarriarse (ver 1 Corintios 10:11.13) Tal vez acabas de salir airoso de una gran crisis, pero ahora debes estar atento a lo que parece tentarte menos.

Cuídate de pensar que las áreas en las que has triunfado en el pasado son las que tienen menos probabilidad de hacerte tropezar y caer.

Somos propensos a decir: "De ninguna manera es probable que, después de haber atravesado la crisis más grande de mi vida, ahora me vuelva a las cosas del mundo".

No trates de predecir de dónde vendrá la tentación. El verdadero peligro está en lo improbable. Es después de una gran experiencia espiritual que lo menos probable se hace sentir. Tal vez no sea algo que ejerza una influencia dominante sobre ti, pero recuerda que se encuentra ahí y, si no estás prevenido, te hará tropezar.

¿Has permanecido fiel a Dios durante las pruebas grandes e intensas? Ahora cuídate de las corrientes ocultas. Pero no caigas en una introspección enfermiza ni mires hacia delante con temor, sino mantente alerta.

Y que tu memoria se conserve despierta delante de Dios. La fortaleza que no se vigila en realidad es una doble debilidad porque es allí donde las tentaciones menos probables minan tu fuerza. Los personajes de la Biblia tropezaron en sus puntos fuertes, nunca en los débiles.

"Guardados por el poder de Dios", 1 Pedro 1:5. Esta es la única seguridad.



jueves, 5 de abril de 2012

Su agonía y nuestra comunión

"Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní y dijo a sus discípulos:...quedaos aquí y velad conmigo", Mateo 26:36,38

Jamás podremos comprender totalmente la agonía de Cristo en el jardín de Getsemaní, pero al menos no debemos malinterpretarla. Es la agonía de Dios y el hombre en una persona, frente a frente con el pecado.


No podemos aprender sobre el Getsemaní por medio de la experiencia personal. Getsemaní y el Calvario significan algo totalmente único: Son la puerta de entrada hacia la vida para nosotros.

No era por la muerte en la cruz que Jesús estaba en agonía en Getsemaní. De hecho, Él declaró enfáticamente que había venido con el propósito de morir. Su temor era que no pudiera pasar por esta lucha como el Hijo del hombre. Él sabía que la pasaría como el Hijo de Dios y Satanás no podía tocarlo allí.

Pero el ataque era para que nuestro Señor no la atravesara por nosotros únicamente como el Hijo del hombre, lo cual hubiera significado que Él no se podía convertir en nuestro Salvador (ver Hebreos 9:11-15). Lee el relato de la agonía en Getsemaní a la luz de la tentación que había sufrido en el desierto. "Cuando acabó toda tentación el diablo, se aparto de él por un tiempo", Lucas 4:13.

Y regresó al Getsemaní (Satanás) pero fue vencido una vez más. En este lugar se presentó su ataque final contra nuestro Señor como Hijo del hombre.

La agonía en el jardín fue la del Hijo de Dios en cumplimiento de su propósito como Salvador del mundo. El velo se descorre para revelar todo lo que le costó a Él para que nos fuera posible llegar a ser hijos de Dios.

Su agonía es la base de la simplicidad de nuestra salvación. La cruz de Cristo fue un triunfo para el Hijo del hombre. No fue sólo una indicación de que nuestro Señor había triunfado, sino que lo había hecho para salvar a la raza humana. Gracias a lo que el Hijo del Hombre sufrió, ahora todo ser humano puede llegar a la presencia de Dios.