miércoles, 25 de junio de 2014

Conociéndonos en medio de la aflicción

Conociéndonos en medio de la aflicción


"¿Y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Pero para esto he llegado a esta hora. Padre, glorifica tu nombre", Juan 12:27-28

Mi actitud  frente a la aflicción y la dificultad no debe ser  que yo me libre de ellas, sino que Dios me proteja, de modo que pueda perseverar en aquello para lo cual Él me creó, a pesar del fuego del sufrimiento.
En ese fuego nuestro Señor pudo conocerse a sí mismo, aceptar su posición y comprender su propósito.
Él fue salvado no de esa hora, sino en medio de ella.
Afirmamos que no debería existir la aflicción; pero como existe, debemos aceptarla y aprender a conocernos a través de su fuego.
Como las penas son una de las realidades más grandes de la vida, es inútil desconocerlas y pretender que no deberían existir.

Conociéndonos en medio de la aflicción
Se trata de un hecho que es verdad tanto en las Escrituras como en la experiencia humana.

Siempre puedes reconocer a quien ha pasado por ese fuego y se ha conocido a sí mismo, porque sabes que puedes acudir a él en tus dificultades y te dedicará el tiempo necesario.
Pero si una persona no ha pasado por el fuego de la aflicción, tiende a ser despectiva, no te respeta ni tiene tiempo para ti y solamente te da la espalda.
Si te conoces a ti mismo durante el fuego de la aflicción, Dios te convertirá en alimento para otros.

adaptado de "en pos de lo supremo"

jueves, 19 de junio de 2014

No es hora de pensar sino de ponerte en camino

No es hora de pensar sino de ponerte en camino

"Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo", Mateo 14:29-30

El viento era en verdad borrascoso y las olas muy altas, pero Pedro no los vio al comienzo, ni los tuvo en cuenta en absoluto.
Sencillamente reconoció a su Señor, descendió y andaba sobre las aguas. Un poco después empezó a contemplar la situación real y se hundió de inmediato. ¿Por qué nuestro Señor no le dio la capacidad de caminar en lo más bajo de las olas al igual que por encima de ellas? El habría podido hacerlo.
Sin embargo, ni lo uno ni lo otro podía suceder sin que Pedro reconociera continuamente al Señor Jesús.
Nosotros caminamos con determinación y confianza en Dios en algunos asuntos, pero luego le damos cabida a nuestras reflexiones personales y nos hundimos. Si verdaderamente estás reconociendo a tu Señor, no es de tu incumbencia la manera ni el lugar hacia donde Él dirige tus circunstancias. Las situaciones que te rodean son reales, pero tan pronto las miras, te hundes. Entonces, ni siquiera puedes reconocer a Jesús y viene su reprensión: "¿Por qué dudaste?" Mateo 14:31. Sin importar cuáles sean las
circunstancias reales, sigue reconociendo a Jesús, es decir, mantén una completa dependencia de Él.
Si comienzas a discutir por un instante cuando Dios ha hablado, estás acabado. Nunca te preguntes: "¿Me habló realmente?" Sé audaz y actúa de inmediato (con plena libertad y dispuesto a arriesgarlo todo) y arrójalo todo sobre Él. Tú no sabes cuándo oirás su voz, pero siempre que la escuches, aunque sea de la manera más débil imaginable, abandone total e incondicionalmente a Él. Es sólo mediante la entrega de ti mismo y de tus circunstancias que lo reconoces a Él. Solamente reconocerás su voz de una manera más
clara si eres arriesgado y estás dispuesto a rendirlo todo.

tomado de EN POS DE LO SUPREMO